¿Habéis visto en un Carmen o en un huerto un membrillero en octubre? El granado con sus frutos verdirrojos, el caqui enrojeciendo y el membrillero, sobre todo si es de zamboas, verde claro las hojas, amarillo azufre los membrillos gruesos.
Es de ramas muy flexibles y forma sombrilla que hay que apuntalar. Y una no quisiera destruir esa belleza, pero llega el momento de recolectar ¿y qué se va a hacer? Callar y pensar que incluso los poetas comen.
Ingredientes:
- 1 kilo de membrillo,
- 1 limón,
- 1 kilo de azúcar
- y agua.
Elaboración:
- En olla se ponen los membrillos bien lavados y cepillados de la pelusilla que tienen adherida y se cuecen hasta que estén blandos.
- Una vez cocidos se pelan y quita el corazón que se puede reservar para hacer jalea.
- Se pone el equivalente de ese peso una vez limpio en azúcar aunque yo suelo poner por cada kilo de membrillo cocido unos 600 gr de azúcar y sale muy bueno.
- Se pone al fuego a cocer con el azúcar sin dejar de mover hasta que vaya perdiendo su agua y vaya cuajando, se podrá ir viendo cómo va cambiando de color y se va poniendo más tostado conforme se hace el almíbar, se le echa jugo de limón para aclarar un poco el color pero sin pasarse que no pierda su sabor original.
- Se mete entonces la batidora para dejarlo batido muy fino. Aquí hay que tener mucho cuidado porque al hervir se forma el típico volcán de lava, esas pompas que saltan y llegan hasta el techo y el que ensucien la cocina no es tan importante como las quemaduras que hacen, de las graves, así que si es posible cubrirse bien los brazos y muchísimo cuidado, que todo es poco.
- Se vierte en moldes y se deja enfriar.
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