Coulant de chocolate y fresas

Este coulant es uno de los postres de mejor sabor que puedes probar si te gusta el dulce tipo Sacher.



La idea de hacer este dulce surge del reto CocinArte, un reto donde el arte es la base de cualquier idea y la gastronomía la inspiración que nos crea.
¿No os inspira este dulce algo así?



La explicación de la obra de Artemisia Gentisleschi la trasmito al final para el que esté interesado en saber el porqué de esta decapitación, Judith decapitando a Holofernes, pero lo que si quiero es expresar con este postre ese derramamiento de sangre, físicamente, está claro, porque, así como en otras ocasiones me he inspirado en los colores, esta vez ha sido la decapitación en si, el desprender la carne para que fluya la sangre... así es como he querido plasmar la obra en este dulce exquisito.
Basta solo un corte para que fluya ese rico sirope de fresa...


Coulant de chocolate y fresas

Ingredientes: 

  • 300 gr de chocolate del tipo fondant. 
  • 150 gr de mantequilla (yo puse sin lactosa). 
  • 80 gr de harina dolci sin gluten. 
  • 50 gr de azúcar morena.
  • 4 huevos grandes. 

Para el sirope de fresas:

  • 100 gramos de fresas.
  • 250 ml de agua.
  • 3 cucharadas de azúcar. 


Elaboración:

El día antes se hace unos cubitos de sirope de fresa para que estén congelados el día que se vaya a hacer el coulant.
Se pone en un cazo el agua y el azúcar para hacer un almíbar.
Cuando empieza a formarse se agregan las fresas limpias y troceadas y se deja formar el sirope reduciéndolo hasta tener la textura deseada.


Se suele fundir todo pero si hace falta se pasa por la batidora y se cuela para hacerlo mas fino.
Se reparte en las cubiteras y se congela, el punto de congelación para estos preparados es muy bajo, tan solo lo hará mas denso pero aun así es bueno para que a la hora de hornear no se mezcle con la masa del bizcocho y esté fácilmente reconocible la diferencia de color.


Para hacer el coulant fundimos la mantequilla y el chocolate como se tenga costumbre. Si es en microondas hay que tener cuidado de que no se queme removiendo de vez en cuando y en intervalos cortos.



Se baten los huevos con el azúcar hasta que espumen.



Cuando temple el chocolate se agrega a los huevos removiendo al mismo tiempo.


Se añade la harina tamizada y se mezcla con la espátula y movimientos suaves.




Se untan con mantequilla y harina los moldes que se vayan a usar para así desmoldar luego fácilmente.


Se vierte una parte de masa y se incrusta una porción de sirope de fresa para terminar de rellenar el molde con mas masa de coulant.


Se hornean durante unos 10 a 12 minutos a 200º C


Cuando temple un poco se desmoldan y se sirven enseguida con un poco de azúcar glas.




La obra: Judith decapitando a Holofernes 

La pintura representa la escena bíblica de la decapitación del general Holofernes por Judith, un tópico continuamente asediado por la pintura europea en la época. 
La trama es simple: Holofernes, general del ejército asirio de Nabucodonosor, al avanzar con la expansión de la fronteras imperiales, sitia Betulia, ciudad donde vive Judith. 
Pacientemente, ella se gana su confianza hasta que una noche lo decapita en su tienda de campaña tras embriagarlo con la ayuda de su doncella Abra. 
Con la muerte del general, el ejército asirio se dispersa y Judith salva la ciudad de la rendición a la que pensaban entregarla sus gobernantes y militares. 
La vuelta de tuerca en la interpretación de Artemisia Gentisleschi de este tema bíblico se distingue mejor si volvemos la vista sobre otras versiones como “Judith y Holofermes”, de 1598, de Caravaggio o la primera versión de la misma Artemisia, pintada entre 1612 y 1613. 
La elección de Caravaggio para representar a las protagonistas consiste en una mujer joven cuyo gesto decidido no deja de expresar inexperiencia o novedad en la acción de degollar y en una mujer vieja cuya participación se reduce a observar y esperar, a espaldas de su ama, el momento de envolver la cabeza con la tela que sostiene en sus manos. 
El estilo caravaggista de Artemisia Gentisleschi también elige el momento del clímax dramático, la decapitación, pero la representación de sus personajes profundiza la expresividad dramática de la escena. 
Abra es representada como una mujer joven, en apariencia menor que su ama, cuyo cuerpo también se expone y se tensa para lograr la sujeción de Holofermes. Judith, por su parte, es representada como una mujer joven, pero no aniñada como en el caso de Caravaggio, cuyo cuerpo se desenvuelve con soltura y confianza, a la par de su rostro que expresa determinación y concentración. 
Además, a diferencia de la disposición horizontal de la pintura de Caravaggio, la composición triangular con la que la pintora distribuye los cuerpos en el espacio pictórico destaca la convergencia de las fuerzas de las dos mujeres decisiva para su triunfo. 
En este sentido, con respecto a su pintura de 1612-1613, su primera aproximación al tema, Artemisia Gentileschi luego corrige y concentra la energía de la acción en el medio de su pintura en la versión florentina de 1613, donde las manos diestras de las dos mujeres se confunden en la empuñadura de la espada. 
El recurso visual es elocuente, la protagonista de la acción es la convergencia de las fuerzas de las mujeres. A su alrededor, la escena se abre como un abanico. Allá atrás, al fondo, a la izquierda, en la oscuridad, se pierden unas gruesas piernas de hombre. Flexionadas, ya se aflojan para nunca más levantarse. Su torso, cubierto por una sábana y un terciopelo rojo, yace en un lecho también cubierto de sábanas sobre las que se expande la mancha de su sangre escarlata. 
Pronto dejará de vivir Holofernes, pues Judith y Abra han seducido y embriagado al crudelísimo general. Con agilidad, las dos mujeres se lanzaron sobre el hombre y lo tienen reducido en su lecho. 
La muerte, si ha de ser ejecutada, debe ser precisa y rápida, sin titubeos y sin crueldad, para la vida. Así se mueven las dos mujeres. La joven Abra apenas se destaca del fondo para erguirse en el medio de la escena y doblegar los brazos voluminosos del guerrero. Su ritmo cardíaco se acelera por el esfuerzo, pero sólo lo sabemos por sus mejillas sonrojadas, pues su mirada se dirige imperturbable sobre la ejecución. 
Judith resplandece a la derecha de la escena, con ceño severo y mirada decidida. 
Vestida de oros para la seducción, ahora su hombro izquierdo se descubre por la agilidad con la que hunde sus dedos entre la cabellera para asegurar la cabeza del rey con su mano. 
La violencia mueve la acción, no la ternura. Los brazos de las mujeres no aparecen desnudados para el goce de Holofernes, ni de nadie, al contrario, las mujeres se remangan para decapitarlo sin incomodidades. 
Entonces, los brazos voluptuosos de Judith se extienden hasta el centro de la escena y allí convergen con los de Abra para contrarrestar la fuerza del orgulloso hombre. Con su diestra, Judith empuña la espada, acaso la del mismo general, poco importa, porque ya la sangre salta a chorros, en arcos pincelados gota a gota. 
Nuestras miradas, como las de Judith y Abra, también se deslizan a través de brazos iluminados hasta el oscuro cuello mientras la espada lo corta con destreza. 
Con un movimiento familiar, la muerte se ejecuta con fuerza súbita pero controlada. Simultáneamente, la mirada de Holofernes se pierde más allá de la escena, desorientada por el terror del vencido que desconocía. 
Si actuamos como la crítica que ha querido interpretar esta pintura a la luz de aquella violación sexual que Artemisia Gentileschi había sufrido poco tiempo antes, la mirada que venimos desarrollando nos permite hablar, más que de justicia o venganza sobre un fantasma que la asedia, de su interpretación del tema bíblico como una acción combativa llevada a cabo por mujeres, cuyas manos se unen por la voluntad de liberación de la fuerza opresora que las amenaza de muerte. 
En lugar de caer rendidas, las manos de Artemisia Gentileschi, torturadas por una justicia patriarcal, vuelven a pincelar los óleos sobre los lienzos con maestría. 


Nos vemos en el próximo reto de:

4 comentarios:

  1. ¡La inspiración te dejo una estupenda receta! Me encanta, a lo que has podido llegar desde esta obra tan "fuerte y terrible" te salio un postre dulce y maravilloso. Besitos. Me llevo la rica receta.

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    1. Gracias Estela, me alegra que te guste. El resultado es muy bueno, la verdad no esperaba tanto. Verás cuando la hagas que rica.
      Besos.

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  2. Elvira me ha encantado tu inspiración y tu truco para hacer el coulat con sirope. Me apunto todo.

    Bss

    Elena

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    1. Gracias Elena, ya me cuentas cuando la hagas a ver que te parece.
      Besos.

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